La tradición católica que se puede reconocer en la vida y cultura de nuestros pueblos latinoamericanos -cimiento fundamental de identidad, originalidad y unidad- es una riqueza que debemos reconocer y agradecer como regalo de Dios (cfr. DA 6-8). Junto con el reconocimiento y la gratitud, estamos llamados a despertar y mantener el compromiso de custodiar esta riqueza y de purificarla desde la Palabra de Dios, conscientes de que la Iglesia se edifica y crece al escuchar y entrar en una intimidad cada vez mayor con dicha Palabra. Es indispensable que propongamos a nuestros pueblos la Palabra de Dios como don del Padre para el encuentro con Jesucristo vivo; en respuesta a los anhelos de los discípulos que quieren nutrirse con el Pan de la Palabra, estamos llamados a favorecer el acceso a una interpretación adecuada de los textos bíblicos para que sean empleados como mediación de diálogo con Jesucristo y para que sean alma de la propia evangelización y del anuncio de Jesús a todos (cfr. DA 248); necesitamos hacer operativa la afi rmación de la Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación en su número 23: “La Iglesia, esposa de la Palabra hecha carne, instruida por el Espíritu Santo, procura comprender cada vez más profundamente la Escritura para alimentar constantemente a sus hijos con la Palabra de Dios”. El presente número de nuestra revista, “El cristianismo en sus orígenes, contexto cultural y exégesis” se ofrece como una aportación en este sentido.

Publicado: 2021-07-15